¿Es Dima Bilan justo ganador?

Mucho se está especulando de nuevo este año sobre el voto vecinal, y si los votos de los países no clasificados para la final benefician más al bloque del este que a los países occidentales.

Lo que sí parece que ha quedado claro es que la entrada en vigor de las dos semifinales ha tumbado el mito de que sólo los países del antiguo manto soviético tenían cabida en la final, dando paso a una de las mejores finales en cuanto a calidad musical se refiere.

En el siguiente artículo se analizan los resultados de las votaciones de la final.

Con el sistema de dos semifinales, y votando sólo los países que participan en cada una de ellas, Grecia se clasificó primera en su semifinal, Portugal segunda en la suya, y así hasta un total de nueve países de los denominados «clásicos» obtuvieron su pase a la final, por 11 de los países orientales. Juntando al Big-4 y a la anfitriona Serbia, el resultado final era de 13 canciones «occidentales» (incluyendo a Israel y Turquía) por 12 del este, dando lugar a un equilibrio de poder.

Pero, ¿qué sucedería cuando los 43 países votaran juntos? El resultado fue obvio: Rusia y Ucrania se proclamaron primera y segunda clasificadas, y en el top-10 aparecen 6 países del este; tan sólo Grecia, Noruega, Turquía e Israel salvan el honor de los países occidentales.

A la salida del Beogradska Arena muchos eurofans criticaron la clasificación final, tildando de tongo, robo, voto vecinal e injusticia. ¿Por qué los votos de un país que no ha participado en la final, con un alto porcentaje de inmigración, tienen el mismo peso que los votos de un país que sí ha participado? Esto nos ha llevado a estudiar un posible método de votación algo más justo y ver cuál hubiera sido la clasificación final. Se trata de agrupar los votos de aquellos países que no participan en la final directamente en un 26º jurado, otorgando 12, 10, 8 hasta 1 punto a aquellos países que más votos globales obtuvieran.

El resultado es el siguiente: Rusia, que habría ganado igualmente Eurovisión, obtuvo 120 votos de los países no participantes (a los que llamaremos «pasivos» en adelante, por no haber participado en la final). Grecia es el segundo país más favorecido por los países pasivos, con 102 votos recibidos, Ucrania obtuvo un total de 87 votos, y Serbia 79. El resto de países más favorecidos son Armenia, Azerbaiyan, Noruega, Turquía, Israel y Letonia.

De haber sido así la votación, el top-5 no hubiera variado, pero sí se habrían intercambiado las posiciones de Noruega y Grecia, quedando finalmente como sigue: 1ª Rusia, 2ª Ucrania, 3ª Noruega, 4ª Armenia y 5ª Grecia. En cuanto al resto de posiciones, el top-10 lo integrarían los mismos países que con los votos tradicionales con algunas variaciones, Islandia subiría hasta la 11ª posición, Portugal perdería dos posiciones quedando 15ª, España mantendría la 16ª posición, Albania bajaría 4 posiciones, Polonia sería antepenultima (en solitario) mientras que Reino Unido y Alemania quedarían en última posición con 0 puntos ambas.

Por tanto, según estos resultados, Dima Bilan hubiera ganado igualmente Eurovisión, con una diferencia de 13 puntos sobre Ani Lorak. Si este método de votación es más justo o no, lo debe juzgar instancias mayores. Lo que sí parece estar claro es que se debe introducir algún tipo de modificación en cuanto al sistema de votaciones para ahuyentar el fantasma del voto inmigrante y vecinal. La prensa ha «elogiado» la capacidad de Uribarri de predecir los votos (cuando todos sabemos que la clarividencia no es el fuerte de este señor), pero no es de recibo que sólo por el hecho de tener muchos inmigrantes de un país determinado el televoto siempre favorezca a ese país sea cual sea la calidad de la canción.

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