La directiva de la Unión Europea no permite renovar espacios privados con fondos públicos, por ello al día siguiente de la victoria de Conchita Wurst empezaron los trabajos de desmantelamiento de los B&W Hallerne y sus alrededores en la isla de Refshaleøen.
El gobierno de Copenhague busca desesperadamente inversores privados que puedan dar la vuelta a la normativa y evitar que los trabajos de acceso y la instalación de cables ópticos para la conexión de Internet sean destruidos.
Los costes originales para reformar el recinto se calcularon en 6,5 millones de euros aunque finalmente alcanzaron los 9 millones. Los pilares que fueron sacados de los hangares tendrán que ser colocados de nuevo para no incumplir la normativa europea.
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