En la mitad de la travesía del desierto

[Opinión]

Hoy se cumplen 9 días de la puesta en marcha de la votación por Internet para elegir al representante español en Oslo. Quedan, por tanto, otros 9 días para votar, lo que significa que estamos en el ecuador del proceso. Y somos muy eurofans, eurovisivos, seguidores del festival, sí, pero estamos empezando a cansarnos de un sistema que desde el principio estaba llamado a ser polémico.

Se hace muy largo: desde el punto de vista de la promoción, es posible que el sistema sea eficaz, ya que ha llamado la atención de muchos medios y nos consta que muchos cantantes no paran intentando captar votos de fans y público en general. Esto estaría muy bien si los votos fueran reales, es decir, si cada ciudadano y ciudadana (como ahora se dice) entrara en la página de televisión española y efectuara sus cinco votos al día. Pero la realidad es muy otra: la gran mayoría de los votos se consiguen a través de cientos de correos electrónicos creados ex profeso o sistemas de votación masiva que probablemente aupan a candidatos que nada o poco tienen que ver con el mundo de la música.

Así nos encontramos con casos como el de John Cobra (actualmente 3º), o como Antonio González «el Gato» que ya se encuentra cercano al top-10. Pero como todo el proceso resulta ser «democrático», los mismos que están bombardeando esta preselección utilizan las normas para defenderse (y en algunos casos hasta con la razón de su parte).

Lejos quedan las preselecciones modélicas de otros países. Pero tampoco hace falta ir mucho más allá: nuestros vecinos portugueses en apenas siete días se ha ventilado la fase previa on-line con unos resultados más que aceptables. Es más, la única diferencia no es esa, puesto que la RTP, la televisión pública portuguesa ha acertado de lleno a la hora de hacer una criba de entre todas las propuestas recibidas con el fin de evitar la intrusión de pseudo-cantantes.

A TVE esta situación se le ha ido de las manos. El problema es que esto viene ocurriendo desde 2008, año en que se instauró el voto on-line. Y el problema es el procedimiento en sí, ¿o acaso a alguien en su sano juicio se le ocurre hacer una preselección popular para ver quién será el portero de la selección española en Sudáfrica donde se pueda presentar cualquiera incluyendo a kinkis, cutre-periodistas o ancianos?

Como conclusión, podemos afirmar que sigue habiendo candidaturas ilegales, que no cumplen las normas exigidas por la UER. Sigue habiendo un fraude clamoroso en las votaciones (podéis mirar aquí lo que un forero anónimo ha colgado en la página de TVE). Sigue mancillándose la marca Eurovisión por las distintas televisiones comerciales y por cadenas de radio, y la UER ni siquiera exige que TVE asuma su responsabilidad.

Pero también surgen varias preguntas y no muy difíciles de contestar: ¿A qué espera TVE para eliminar las candidaturas fraudulentas? ¿Realmente tiene algún interés TVE en Eurovisión? ¿Tanto cuesta organizar una preselección decente o es más fácil dejarla así para que si siguen así las cosas, es posible que el top-10 esté lleno de frikis y mamarrachos? ¿Es éste el precio que se debe pagar para obtener gratuitamente promoción y «salvar» de nuevo Eurovisión? ¿A alguien le extraña que las canciones españolas ocupen siempre las últimas posiciones?
Sólo estamos a mitad del proceso de votaciones… y lo que todavía nos espera.

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