Algunos sectores públicos rusos siguen significándose por sus posturas anti-tolerantes con todo aquello que no sea lo estrictamente heterosexual. De todos es conocido que hace unos meses se promulgó una ley en Rusia por la que se prohíbe la publicación, exhibición o publicidad de cualquier material relacionado con la homosexualidad. Según una encuesta reciente, hasta el 90% de la población rusa se declararía anti-gay. Igualmente se hicieron públicos varios videos denigrantes de ataques contra homosexuales en Moscú. 

Ahora, y según informa el diario Pravda, la organización Encuentro de Todos los Padres Rusos ha lanzado una petición a través del portal change.org (conocido por ser un centro de recepción de firmas en contra de injusticias sociales) al Ministro de Comunicaciones de Rusia para que se prohíba en este país la emisión del Festival de Eurovisión 2014. ¿La razón? La participación, representando a Austria, de la cantante conocida como Conchita Wurst (cuyo nombre real es Thomas Neuwirth, que habitualmente viste con ropa femenina y barba, para precisamente hacer hincapié en la importancia de la tolerancia con todas las personas, más allá de su aspecto u orientación sexual). Los rusos se unen así a los bielorrusos, que recientemente se manifestaron públicamente contra la travestida representante austriaca, como ya informó AEV el pasado 21 de octubre.

La organización de los padres rusos arriba mencionada opina que “el concurso internacional y popular que nuestros hijos verán se ha convertido en un semillero de sodomía, iniciado por los liberales europeos”. La petición de momento ha sido firmada solamente por 400 personas.

Recordemos que la EBU, a través de su Grupo de Referencia, envió en noviembre un escrito a las cadenas públicas rusas Channel One y RTR expresando su preocupación por la seguridad de los artistas y los asistentes a un hipotético ESC en Rusia en 2015. La EBU indicó que sus valores de libertad de expresión que promulga chocan frontalmente con las recientes leyes y manifiestaciones de algunos medios rusos.

Una vez más los temas políticos (como ya sucedió en Azerbaijan en 2012) se vuelven a poner en primera plana del festival de Eurovisión.