Guilleminí du puá informa desde Viena :
La elección interna ¿del/de la? representante de Austria para la próxima edición de Eurovisión ha resultado más polémica de lo esperado. La escogida, una de las reinas del underground vienés, el travesti Conchita Wurst, con su apariencia de mujer barbuda.
Se trata del personaje que representa un antiguo triunfito austríaco, el abiertamente homosexual Tom Neuwirth (1988). Su relación con los concursos musicales empezó en el Operación Triunfo austriaco, al participar en la edición de Starmania del año 2006 y quedar finalista, arrebatándole la victoria la posteriormente eurovisiva Nadine Bailer (2011, The secret is love).
Aprovechando el tirón de Starmania y junto con otros triunfitos formó parte de la efímera boy band jetz anders! Se le perdió la pista unos años, en los que trabajaba como escaparatista en las tiendas H&M, hasta que lo volvió a intentar en el año 2011 en el Tú sí que vales austriaco, ya con su nueva identidad, Conchita Wurst, supuestamente una mujer originaria de Colombia. A pesar de ganar una de las semifinales de Die grosse chance (se lució con el My heart will go on de Celine Dion), tuvo que conformarse con la séptima posición.
Su vinculación con Eurovisión comenzó en la preselección de 2012, al perder por la mínima frente a Trackshittaz ( Woki mit deim Popo) con el That’s What I Am. Entonces se argumentó que la canción era muy eurovisiva (llegó a la posición 12 de la lista de singles austriacos), pero que era arriesgado presentar a una mujer barbuda con curioso nombre: Coñito polla sería la traducción al español de Conchita Wurst.
Lo último que supimos de Conchita durante este año fue su participación en algunos programas televisivos. En el austríaco Die härtesten Jobs Österreichs tuvo que mostrar cómo se trabaja con pescado y en el alemán Wild girls-Auf High Heels durch Afrika participó en una especie de Pekin Express en Namibia con rubias televisivas modelos y cantantes. Ella ha afirmado que participar en estos programas se debe a que no es tan fácil poder publicar un disco.
Su elección ha sido polémica por varios hechos. Algunos critican que, ya que el espectador paga impuestos por la televisión (unos 25 euros al mes), debería tener voto en la elección del representante. La respuesta de la televisión pública ORF es que por ahorrar este año no habrá elección pública. La otra polémica, que más ruido ha despertado, siendo Austria un país no muy eurovisivo y no muy homófobo, es la idoneidad de la señorita Wurst. La polémica ha saltado a Facebook, donde ganan claramente los detractores de Conchita (más de 38.000) frente a sus defensores (1.500). La respuesta de la ORF: «Conchita Wurst ha demostrado su talento en show televisivos que interesaron a la audiencia y, sobre todo, es un ejemplo de toleración, aceptación y respeto» (¡un saludo, Rusia!). La propia Conchita también se ha manifestado: «Seré una embajadora de la tolerancia. Nada es más importante que la libertad de cada miembro de la sociedad«.
La ORF no ha anunciado si habrá una gala donde los espectadores puedan escoger la canción. Conchita ha afirmado que sus productores ya tienen canciones escritas para ella. ¿Balada o dance? Conchita ha mostrado que los dos géneros no son desconocidos para ella.
Una última reflexión: ¿Sería posible algo así en España? ¿Cómo reaccionarían eurofans y no eurofans en España?
